sábado, 11 de noviembre de 2017

Resumen sin residuos

No sé qué habrán hecho el resto personas pero yo, me he leído una sola vez el texto de la Constitución, en mi época de estudiante por obligación, y me pareció un tostón. Habitualmente nunca leo las publicaciones de leyes, decretos y enmiendas que hace el gobierno y, cuando he leído alguna lo he hecho por pura necesidad. Siempre me han parecido un “tubazo” y he tenido que hacer auténticos esfuerzos por fijar la atención y entender lo que allí se decía con un lenguaje lento, espeso y pesado.

He preferido, sobre todo por pereza y desidia, esperar a que otros se lo leyeran (llamémoslos partidos de la oposición, sindicatos, asociaciones… etc) y escuchar o leer sus resúmenes y opiniones en los medios de comunicación. Por contraste y dierencias entre todos ellos, siempre más vivos y apetecibles que los textos originales, me he ido fraguando una idea aproximada de lo que se busca y se pretende con cada uno de ellos. Craso error lo sé. Lo que nos llega, tanto de unos como de otro,s ya viene muy contaminado, y las ideas que nos hacemos, me hago, en este caso,  pueden ser… totalmente erróneas.

Por si fuera poco, todos ellos disponen de asesores que les ayudan a enmascarar el asunto que se trate y darle la tintura que más les conviene. Por lo que de lo que oímos a lo que es… puede mediar un trecho bastante grande. Utilizan el lenguaje, lo tuercen y retuercen, ponen nobles nombres a grandes mentiras… y nosotros nos lo vamos creyendo a base de bonitos titulares.

Uno de esos hermosos nombres, que a mí me llegó como algo magnífico, fue “conciliación de vida laboral y familiar”. Había pasado por aquello de: levantarse temprano, vestir a los niños, adecentar la casa, llevarlos a la guardería, ir al trabajo, la compra… todo el día corriendo de aquí para allá en un sin vivir por cuatro perras y, lo que es peor, sin disfrutar ni ver crecer a mis hijos. Aquello sonaba muy requeté bien. Aunque yo para entonces ya no trabajaba, sonó en mis oídos como la mejor de las sinfonías. Me alegré infinito.

 Sentí que, con aquello, se comenzaba a valorar no sólo la incorporación de la mujer al mundo laboral y la adquisición del puesto que por derecho nos correspondía como personas, sino también, el reconocimiento de  lo que de trabajo supone la atención a la familia y el cuidado del  hogar que, prácticamente desde siempre, ha recaído sobre nosotras y sin ningún tipo de  reconocimiento ni económico ni social. Porque, claro, ¿cuándo había surgido la necesidad de elaborar una ley que conciliara ambos ámbitos? Cuando nosotras, las mujeres, decidimos mayoritariamente dejar de pasar el día entero “atendiendo los fogones” y salir del hogar a demostrar lo que nosotras ya sabíamos: Que tenemos muchas otras capacidades y cualidades.

Y entonces… surgió el problema.

Para dar respuesta a unas nuevas necesidades y acallar las voces que se comenzaban  a levantar se inventaron este nombre: “conciliación vida familiar y laboral”…pero, resulta que, si rascas, te vas a la fuente y lees la ley… es un engaño. El más beneficiado sigue siendo el empresario porque, lo único que se hace es merodear entorno a unos derechos fundamentales a los que han colocado unas plumas de pavo real, para que parezcan más humanos, y lo que hacen en el fondo es dotar de una serie de recursos para que los hijos están más tiempo recogidos fuera del ámbito familiar mientras sus padres/madres siguen trabajando sus eternas jornadas habituales.

Otra vez la casa y la familia se han vuelto a quedar en segundo plano obviando lo que de base sustentante para la sociedad tiene esta minúscula célula.

¡Cómo nos engañan! Sí, es responsabilidad nuestra mantenernos informados cierto. Pero, tener que mantenerte al día en toda la legislación que se publica… ¿Hay alguien, incluidos profesionales de cada sector, que pueda hacerlo? En casa, como ya hemos dicho, se necesita saber de muchas profesiones y, como no se puede llegar a todo, en democracia se delega…  y confiamos…


Mi tiempo libre como ama de casa apenas da para ver un telediario al día, escribir estas líneas semanales, ojear la prensa los fines de semana, leer algo de literatura durante el verano… y salir a caminar, si se puede, una hora tres días a la semana. ¿Estudiar leyes…? Por favor… hazme un resumen sin residuos.

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