viernes, 24 de febrero de 2017

Huevera, lechera, bolsa de pan

No hace mucho volví a ver en el telediario una noticia que me llamó la atención haciendo saltar de nuevo la espita del recuerdo. 

Tengo ya edad suficiente para darme cuenta que, cada cierto tiempo tendemos a repetir modas, a recuperar ideas, palabras… a las que damos, no más, una ligero toque de tuerca y las vendemos como algo novedosísimo e innovador. Eso sí, antes hemos tenido que sufrir el proceso inverso de descrédito pasando por retrógrados, paletos y pasados de moda. Siempre en aras de la modernidad y la equiparación, comparándonos de arriba a abajo, con otros países, ciudades y, a veces, con nuestros semejantes. ¡Qué mala, ciega y tonta es la envidia! Por que supongo que es eso… quizás también un mucho de ambición y ventajosa economía.

Lo cierto es que la noticia en cuestión vendía extraordinariamente una exposición de arte en la que todas las obras estaban realizadas con materiales reciclados. Muy loable, de verdad. En unas sociedades donde el hombre es en función de lo que consume… tratar de sobresalir a base de desperdicios y desechos… tiene su mérito.

Pero me llamó la atención, sobre todo, que la noticia resaltaba, más que el arte de crear, el acto del reciclado, que también es necesario, pero… es que… ya lo llevo escuchando muchas veces y en este asunto de reciclar… me da la impresión que se da mucha más importancia al resultado final, la consecuencia, al qué hacer con la cantidad de residuos que ya hemos generado; que al proceso inicial, qué vamos a hacer para no generar tantos residuos. Supongo, que en el fondo… y también en la superficie…, el asunto del reciclado en su fase inicial… ¡NO INTERESA! Sí, sí… no interesa porque no produce ni un céntimo, al contrario… supondría un varapalo al consumo.

El recuerdo me lleva a aquella época, que no es tan lejana como os creéis, en la que en todas las casas había…, pongamos nada más como ejemplo, tres objetos que todos recordaréis: bolsa del pan, lechera y huevera. Tres utensilios que a su vez hacen referencia a alimentos básicos y cotidianos de nuestra dieta. Era habitual ver cada mañana la procesión de madres que se encaminaban en dirección a la panadería a recoger aquellos tres productos, en nuestro caso era el hermano o hermana mayor encargado ese día. Allí entregábamos nuestros recipientes y la empleada de la panadería ponía en cada uno las cantidades solicitadas.

En cuanto a las lecheras… yo diría que eran, más bien, homogéneas, la tendencia… de metal plateado, con tapa y con un asa de madera. Algunas madres más cuidadosas… o quizás menos pudientes, llevaban directamente la cazuela. Una vez en casa había que hervir la leche, lavar la lechera y guardarla hasta el uso siguiente. Yo no recuerdo el paso a las botellas de cristal… quizás en España no se dio como en Inglaterra… Recuerdo, eso sí,  aquel primer envase no retornable de plástico… bolsas a fin de cuentas. Y se empezó a retirar la lechera… era, decían,  más cómodo, más limpio, higiénico y sano…

En mi casa los envases de la leche son los que más ocupan en la bolsa de basura… eso sí todos reciclables y destinados al contenedor amarillo.

Las hueveras… estuve muchos años sin verlas y recientemente en un pueblo descubrí a una mujer con una de ellas que iba a comprarle los huevos a su vecina. Me dio mucha alegría saber que alguien las conservaba aún. Las había de muchos colores y fundamentalmente de dos tamaños: media y una docena. Hoy en día los cartones de huevos son una mini plaga… por supuesto reciclables en los contenedores de papel…

Las bolsas del pan eran otra historia. Cada familia tenía la suya con sus colores y modalidad peculiar. En su mayoría habían sido hechas en la propia casa con… ¡materiales reciclados!… casi todas aprovechando telas viejas. Dejamos de usarlas por las de plástico y… ahora tenemos… en esto sí, ¡una auténtica plaga!

En algunos  pueblos sigue conservándose la  costumbre de comprar a algún vecino la leche y los huevos, utilizando estos objetos para transportarlos. Curiosamente, no necesitan plantearse el tema del reciclado. Son gestos y  hábitos cotidianos, espontáneos y de sentido común que no necesitan más reflexión. En las ciudades se hace necesario todo un discurso para justificar la recuperación de lo que ya teníamos y, se consideran gestos modernos, sanos, sostenibles…. ¡Y a  recuperar!… La experiencia de recoger los huevos directamente en el gallinero ya se vende en las agencias de viaje…¡Vuelta a los orígenes…!

En mi época el reciclado en su fase primera era un acto cotidiano y rutinario: todo era aprovechable y a todo le dábamos un segundo uso… Teníamos la mentalidad del cuidado y la necesidad. A lo mejor esto sólo ocurría en mi casa porque éramos muchos y siempre había que dejar algo para el que venía detrás y había que hacerlo en las mejores condiciones posibles. Por la misma razón, sólo se gastaba en aquello que era realmente necesario: “¿Se necesita? Y ¿Quién lo necesita más?”...era el criterio de mi madre… y hoy … procuro que sea también el mío.

viernes, 17 de febrero de 2017

Gran instinto de propiedad

El padre de una de mis amigas de la infancia, acostumbrado a viajar y relacionarse con personas de todas las provincias españolas, guardaba en su memoria anécdotas muy dispares y divertidas procedentes, alguna de ellas, de los rincones más insospechados de nuestra geografía. Pasaba semanas en su camión y eso le obligaba sin querer a relacionarse y con ello, a escuchar y conocer costumbres y dichos propios de cada zona que, al llegar a casa narraba con simpatía a sus hijos y a todos los que quisiéramos sentarnos a pasar un buen rato.

Una de aquellas curiosidades, me da muchísima pena no saber repetirla entera y literal, era una pequeña historia en la que contaba cómo distinguir la procedencia geográfica de su interlocutor fijándose únicamente en la utilización de los diminutivos.
Y allí comenzaba a desgranar su historia y oíamos el mismo adjetivo de turno repetido una y otra vez: pequeñilla, pequeñuca, chiqueteta, pequeñina, pequeñita, pequeñeja…y para regocijo de todos nos dejaba adivinar de dónde era la persona con la que simulaba hablar.
El buen oído de este sencillo camionero le llevó a observar cómo las palabras más cotidianas, sin querer, pueden delatarnos, definirnos, identificarnos…y nos invitaba al final de la narración a prestar atención e ir por el mundo con los oídos bien abiertos para no perdernos ningún detalle.
No cabe duda que el lenguaje es una herramienta fantástica con la que comunicar, amar, reír, llorar y disfrutar como en el ejemplo anterior… y sirve tanto para arreglar como para romper, para pegar como para acariciar…pero como todo, tiene sus reglas y estas a su vez su propio significado.
Ni soy lingüista ni académico de la RAE, y por tanto no puedo dar una lección al respecto pero a veces escucho hablar en los medios y me hace daño lo que oigo. No porque se utilicen tacos o expresiones malsonantes, palabras son que cumplen su función y colocadas en el sitio correcto…pueden dar prestancia y brillo al discurso, si no porque cada vez oigo más emplear palabras y complementos de forma incorrecta.
De acuerdo en lo de que las lenguas son elementos vivos y dinámicos, en incorporar palabras nuevas si no existen para un nuevo concepto…pero popularizar expresiones incorrectas…
De esto también podríamos hablar de geografía como decía el padre de mi amiga porque, por las expresiones incorrectas también podríamos deducir de dónde puede ser una persona: confusión de tiempos verbales en el norte, artículos en nombres propios por el  este, omisión de sílabas por el sur…
Pero, lo que realmente me trae de cabeza y ha dado origen a esta reflexión, es el “detrás mío, delante mío, al lado mío…o detrás tuyo o delante suyo… por “el detrás de mí, delante de ti, a mi lado…”. Qué gran instinto de propiedad o egocentrismo por nuestra parte al creernos dueños del espacio que nos circunda…Sabía de la existencia de un espacio psicológico de proximidad que conviene respetar y, que se considera socialmente aceptado para que nuestro interlocutor no se sienta intimidado. Pero, dejar un espacio no indica apropiación del mismo. Ya sé que lo que se quiere decir: indicar un lugar…y además, veo lo que se dice: me pertenece, te pertenece…
Y es que, este ejemplo, se sale de la geografía. Será otro efecto más de la globalización…Se lo he oído decir a muchos personas en televisión de diferentes lugares de procedencia. Lo oigo cada vez más en mi provincia de origen, en mi pueblo y a los miembros de mi familia… No me canso de corregirlo…aunque creo que no consigo mucho. Ya hasta mis sobrinos pequeños se ríen de mí por lo pesada que me pongo.
Lo que quiero decir es que no todo lo que se dice en la tele está dicho de forma gramaticalmente correcta o empleado con corrección. Que no debemos dejarnos llevar por las formas de hablar de muchos “contertulianos y periodistas” porque no es oro todo lo que reluce… unos sólo tienen un pátina, otros ni eso… pero al salir en la tele… la gente sencilla tendemos a pensar que está bien dicho y lo repetimos hasta la saciedad convirtiéndolo en “esnobismo” cotidiano tonto y absurdo.
El lenguaje, las palabras, el tono... que empleamos habla de nosotros y nos define. ¿Por qué y para qué  esconderlo detrás de las palabras de otros?.

viernes, 10 de febrero de 2017

Casi me lo creo

Como cada mañana, después de dejar a los niños en el colegio, otras dos amas de casa y yo nos disponíamos a dar nuestro paseo matutino de una hora. Lejos estábamos  de sospechar que hoy las alegres endorfinas iban a ser aniquiladas y aplastadas por un bombardeo publicitario andante y esa sensación de satisfacción que nos generaba el paseo se quedaría en una incipiente depresión.
Todo había empezado sin darnos cuenta unos días antes cuando otra mamá, de una niña de infantil, (nosotras somos mamás a punto de graduarnos de la Primaria) nos pidió permiso para unirse a nuestro grupo de mujeres andantes y madrugadoras. Obviamente no había nada que objetar. Faltaría más…

Llegó el día de su incorporación al grupo y enseguida nos percatamos de que desentonaba ella o desentonábamos nosotras. La mamá en cuestión venía impecable. De no ser por que vestía prendas deportivas… hubiéramos jurado que iba a una fiesta. ¡Perfectamente conjuntada y equipada! Todo recién salido de la tienda… de las mejores tiendas de marcas deportivas…¡por supuesto!... como no tardó en aclararnos. Pero es que…. ¡hasta sus interiores eran nuevos y de marca! … nos lo creímos. No hubo necesidad de que nos lo enseñara.
Nosotras, las habituales, equipadas con zapatillas de hacía diez años…. ¡sin cámara de aire! … sudaderas de aprovechar,  camisetas viejas… ¡toooodo desparejado!… y alguna con sobras de sus hijos e hijas más mayores.  Igualitas a ella…
Y es que “para hacer deporte lo primero y principal es estar bien equipado”… ¡Dios mío, llevamos nueve años sin equipación! Pero… ¡qué hemos estado haciendo todo este tiempo!..
La primera y sin movernos, fue una gran lección de vestuario deportivo y un somero recorrido por las mejores tiendas de la ciudad y todo… por el módico precio de… ¡¿CÓMO DICES!? ... Procuré cerrar la boca a tiempo para que no se notara ni mi asombro ni la escasez de mi cartera… si acaso mi atuendo  ya hubiera conseguido pasar desapercibido.

El paseo ya prometía desde la mismísima puerta del patio del colegio.

¡Qué intensidad…! No habíamos llegado al final de la avenida y ya estábamos repasando los neceseres de cuidados del cutis y maquillaje… Yo acabé enseguida. A parte de la crema hidratante de toda la vida, en mi set de maquillaje sólo había una barra de labios que me regaló mi amiga Bego hace… ¿se caducan estas cosas?... Escuchaba, escuchaba…. y  cuanto más lo hacía más bicho raro me sentía.
“Yo nunca salgo de casa sin maquillarme. Es muy importante la imagen que damos a los demás”… No lo había pensado… Yo… me lavo la cara cada día para que todos vean quien soy… pero, parece que eso sólo no vale… Hay que maquillarse, pintarse, depilarse las cejas… disfrazarse…  ¿eso me hará mejor persona?.  ”Te hará un rostro más amable y se fijarán más en ti. Si quieres yo misma me puedo pasar por la perfumería y te compro lo básico que necesitas por el módico precio de…”. ¿CUÁNTO HAS DICHO? y ¿cuánto tiempo me lleva mantener eso?... ¿Consistirá en esto la feminidad?...
La segunda y caminando…  gran lección de cosmética e imagen.
Sííííí…, tranquilos y tranquilas que aún queda otra, la conclusión… breve pero jugosa…

“…y es que con buena ropa y bien arreglada, consigues estar a gusto contigo misma y eso… los demás lo notan”. ¡Pero, coño…! (perdonen por la palabra).¡Si eso ya lo tenía yo al principio!. Me sentía a gusto y feliz con lo que era y tenía. Y llegas tú… y hábilmente nos dices lo paletas que somos (que soy, en este caso), nos desmontas nuestra felicidad y nos vendes una quimera en aras de una felicidad por llegar… que ya teníamos. ¿Qué psicólogo, publicista,… te ha vendido el discurso?, ¿tan insatisfecha e insegura te sentías que has tenido que esconderte detrás de tanta basura para afianzarte…? Te aseguro que vendiendo eres buena porque… CASI ME LO CREO.

viernes, 3 de febrero de 2017

...lo hace todo el mundo...

Supongo que ya se habrán escrito infinidad de artículos sobre el tema desde todas las perspectivas posibles: políticas, sociológicas, psicológicas…no pretendo añadir nada nuevo. Expertos hay en todas estas materias, con grandes bancos de datos y estadísticas que avalen sus afirmaciones. Mi humilde reflexión de ama de casa sólo abarca desde  mi casa hasta el parque del barrio y como datos, sólo dispongo de  aquellos que me aporta la observación de los hijos de los amigos y vecinos y, sobre todo,  la de  mis propios hijos.
El hecho en sí está mal, muy mal…cuando lo vi en las noticias me quedé perpleja y no acertaba a dar crédito a lo que estaba viendo. ¡No puede ser…¡ . Para colmo el agresor es un adolescente…!un niño aún¡… Cualquier madre que me lea o escuche estará de acuerdo conmigo…17 años es la edad de un niño grande por muy maduro que él se crea… Un niño que está aprendiendo a ser mayor, que entra y sale de la realidad a la fantasía  con la misma facilidad y rapidez que se cambia de ropa, que muestra a veces una apariencia engañosa, mente infantil en cuerpo de hombre…y por ello muy frágil y vulnerable…
No había terminado de recuperarme del impacto de la noticia cuando, uno de mis hijos se aproximó con su móvil para enseñarme el video que circulaba por internet y que, a su vez  retuiteó a más amigos…No sé qué me escandalizó más si volver a ver las imágenes o escuchar el comentario ofensivo y el retuiteo de mi hijo…Atónita intenté decir algo pero no logré articular ni una palabra ante tanta…¿cómo se llama esto?...en mi época lo llamaríamos falta de ética… ¿laxitud?... Mi cara debía de ser “todo un poema” y, para tranquilizarme, a mi hijo no se le ocurrió otra cosa que apostillar: “no pasa nada mamá  lo hace todo el mundo”… ¡¿todo el mundo¡?...¿Y por que lo haga todo el mundo ya te parece correcto?...¿dónde han quedado todas esa horas, días y años que hemos dedicado a hablar de la educación, el respeto, el esfuerzo, el valor del diálogo, la tolerancia, la riqueza de la diferencia,…? Confieso que sentí una gran impotencia  y una frustración terrible…Soy muy consciente de que la educación de los hijos es una inversión a muy, pero que muy largo plazo y que en muchos casos no se ven ni siquiera esos pequeños beneficios trimestrales indicadores de que “algo” se avanza…y me lo recuerdo cada día. Pero, a veces… pierdo la perspectiva.
Y es que, cuando un “tuit” llegado a saber de dónde y generado a saber por quien, tiene más valor, poder y credibilidad que los grades valores universales… yo me pregunto, y me genera la duda legítima, ¿merecerá la pena que los padres nos develemos tanto en la educación de nuestros hijos?...Cualquier “pelamanillas” del otro extremo del mundo, al que nunca tendremos el gusto de conocer puede, con un solo dedo, en cuestión de segundos destruir todo lo que se hemos construido durante años con esmero, dedicación, cariño y esfuerzo.
No soy muy amiga de los móviles…perdón… del mal uso que se hace de ellos, especialmente de la impunidad que se ha ido generando a base de la distancia y el anonimato que proporcionan. Lo mismo que pasa con iternet…
Siento que muchos de nuestros chicos y chicas están muy perdidos y que hemos puesto en sus manos, ingenua e inocentemente, como que fueran juguetes, unas grandes armas que, aun sabiendo manejar, no controlan ni conocen el alcance de su potencial…y ahí les tenemos disparando “tuits” con gran ligereza y sin saber, y lo que es peor todavía sin tener conciencia,  del daño que están generando.
Hoy se retuitea la agresión a un candidato a la presidencia con anchas espaldas y grandes equipos para superar situaciones de crisis pero ayer y mañana…se ha hecho de un niño, un compañero…y se hará de ti que te sientes seguro y a cubierto…y…nos quedaremos muy tranquilos ya que será algo normal porque..." lo hace todo el mundo".