sábado, 12 de diciembre de 2020

AQUELLOS OTROS


Hay personas de dos tipos: los guapos, esos seres tan perfectos, con esa armonía de formas y dimensiones que semejan ángeles sexuados. Y los feos, esa gran mayoría con un espectacular dimorfismo: sus cuerpos, rostros… se salen o no llegan de los cánones establecidos para pertenecer a la clase de “AQUELLOS OTROS”.

A mí, me ha caído la “suerte” de pertenecer a este segundo grupo ¿o acaso os pensabais que el hecho de no tener una foto en el facebook respondía a otra cosa? Dios, o la naturaleza, tuvieron a bien concederme todas las cualidades necesarias para ser el prototipo representante de esta gran masa de seres humanos llamados feos.  Así, yo diría que soy el “anti-modelo” de “aquellos otros”. 

A primera vista me asemejo más a un tapón de botella de champán invertido, ancha de hombros, con cintura caída y  estrecha que da paso a un descomunal trasero, que al perfecto y fino tapón de botella de vino. Me falta longitud de piernas o me sobra cuerpo para tener un poco de armonía. Mis dos grandes y hermosos ojos negros no han sido obsequiados con un buen marco y se pierden en la profundidad de una inmensa nariz que sobresale en el perfil alargado y estrecho. El pelo, abundante, liso y negro, a juego con los ojos, no vuela libre al viento anunciando el último champú de moda, sino que se adhiere a los costados para ocultar unas orejas… pequeñas pero, con intenciones aéreas. Eso sí, muevo con mucha gracia y soltura mi descompensada humanidad. 

Y qué le vamos a hacer, este es el traje que me ha tocado vestir. Porque, ¡por supuesto!, soy de las que piensa, aunque sólo sea para consolarme, en esa máxima que tanto ha contribuido Disney a popularizar con la Bella y la Bestia, de que la belleza está en el interior, y que esto que se ve, no es más que un casual caparazón. Pero claro, hay que esperar a que el cascarón se rompa, se caiga… y eso, obviamente, puede o no puede suceder. Y mientras tanto ¿Qué? ¿Vamos, los feos, a quedarnos quietecitos y encerrados en nuestras feas envolturas? Yo por lo menos ¡no! Hago todo lo posible para que esa belleza interior salga cuanto antes de su ridículo envase.

Porque, no nos engañemos, a todos nos hubiera gustado haber nacido guapos. Los guapos además de alegrar la vista y atraer las miradas lo tienen todo más fácil. Nadie somos capaces de escapar a su influjo. La belleza capta naturalmente nuestra atención. Nuestros ojos están hechos para el disfrute y buscan espontáneamente aquellas imágenes que les hagan gozar: un cuadro, un paisaje, una buena fotografía… una persona. Cuando algo nos gusta lo buscamos con la mirada y hasta queremos tocarlo, aunque, casi siempre está prohibido. 

Los feos, tenemos que esforzarnos más para ser vistos. No nace natural ni espontáneo mirar algo feo. Tenemos que hacer tonterías, disfrazarnos… para que otro feo o “aquellos otros” nos vean. Verte y luego que te presten atención… ¡eso ya son palabras mayores!… requiere tiempo, dedicación y esfuerzo por parte de los OTROS. Pero, están tan acostumbrados a recibirlo todo por su cara bonita… que se piensan que es lo normal y que a todo el mundo les ocurre.

Pues, ¿no te ha pasado que en el turno de presentaciones y saludos te han saltado o que tu mano se queda eternamente extendida, sin que se choque nunca contra otra? O peor aún ¿no has adelantado la cara para dar o recibir un beso de saludo o despedida y… te has quedado ahí... sin otra opción que la de retirarte con disimulo rogando que nadie se hubiera dado cuenta? Esto, a una persona  guapa, nunca le pasaría.

Si vamos por la calle, es más de lo mismo, los feos pasamos totalmente inadvertidos. Los que tenemos la autoestima alta, nos decimos y decimos a los que nos acompañan: “va, es que iba despistado” ¡¡¡No te engañes!!! ¡ES QUE NO HA QUERIDO VERTE porque eres feo! Y los que no la tenemos tan alta, dejamos, incluso, de saludar, de tantas veces como nuestra mano se ha quedado en el aire cazando mariposas. Preferimos esperar… ¡a ver qué pasa! para ahorrarnos el bochorno. 

Los feos tenemos muchos espacios vedados o si no, decidme ¿Cuántos actores, cantantes, modelos, aparte de Rosi de Palma y Pedro Guerra, conocéis que sean feos? Y eso, porque estamos en España…

Podría seguir y seguir contando ejemplos, incluso constituir una asociación para defender nuestros derechos y como está muy de moda, pedir que no se hagan chistes de feos para no sentirnos discriminados y de paso solicitar ayudas que compensen nuestra diferencia.

Un saludo y a reír.