domingo, 27 de noviembre de 2016

Palabras...palabras


Necesito sentarme a escribir por que mi disco duro está tan lleno que ya rebosa. 
Las palabras me van asaltando a cada instante obligándome a parar y escucharlas. Con los años, han ido ganando protagonismo y ahora se sienten poderosas, ya no son aquellos garabatos ilegibles que escribía con dificultad en las hojas y cuadernos de la escuela y que, no podía pronunciar sin pararme antes a pronunciarla “por lo bajini” cómo decíamos de niños. Ahora gritan dentro de mí gordas y orondas, preñadas de significado y me instan a decirla… ¡qué digo decirlas..!, ¡escupirlas, vomitarlas…! Por que, antaño, entraron en mi huerto obligadas, sin quererlas y tan pronto como lo hicieron las aparqué allá…, al fondo de dios sabe qué abismo. Pero, cayeron, como dice la parábola evangélica, en tierra buena…bueno, o al menos en no muy mala y, mira tu por dónde han crecido. De cuando en cuando alguna llamaba a la puerta y, como buena anfitriona, corría al umbral de la RAE para buscarla, entenderla, compararla, buscar otras de su parentesco o raza…la mimaba un ratito, la acariciaba mentalmente, la dejaba resonar en mi interior… hasta que salía al exterior y mis oídos la escuchaban perfecta, llena y rica… después ella sola se volvía otra vez a su lugar. 

Así fueron pasando palabras y palabras sin darme cuenta…y se fueron quedando. Ahora tengo muchas. Tengo palabras de risa, divertidas, alegres, que te cosquillean en la garganta cuando las dices y en los oídos cuando las escuchas: Tengo palabras de amor…esas que resuenan en el corazón, que te acarician en la profundidad del alma y te hacen esbozar una sonrisa de placer. También las tengo de dolor, sobrecogedoras, angustiosas que te oprimen unas veces en la garganta y el pecho y otras en el estómago y las tripas y… cómo no, las tengo también de odio que te tensan la mandíbula arrastrando poco a poco al resto del cuerpo…

Todas están ahí queriendo salir y contar su historia. No son ni buenas ni malas...sólo son palabras…palabras…Palabras que tengo que ordenar por que según dónde y cómo las coloque dicen una cosa u otra, quedan mejor o peor…o también depende de al lado de quien estén: dos palabras juntas de odio…se harían mucho daño.

Tengo que ir sacándolas poco a poco y no sé muy bien por dónde empezar. Me da miedo que se me pierda alguna, me da miedo enmudecer a mitad del camino, cómo me pasa a veces, o que otra se estropear…pero, tengo que hacerlo por que si no, las tengo todo el día en la cabeza, me distraen de mis otras actividades, no me dejan concentrarme…Las noto que se empujan y al final saldrán a borbotones, se estropearan o se harán daño.

Espero que esto haya servido para aligerar  mi disco duro y darles un poco de espacio a las palabras que se han quedado dentro hasta que encuentre la forma de ordenarlas.

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