domingo, 17 de junio de 2018

Enfermedades de género

Ya sabéis que, mi humilde hogar no es un gran laboratorio donde archivar documentos, ni dispongo de una gran base de datos… en mi cocina. Polvo, acaso sí, se me va quedando en abundancia en las estanterías si me descuido y entretengo en estos menesteres de escribir.  No vayáis por tanto a buscar en mis escritos verdad científica avalada por sesudos estudios, abundante bibliografía o un muestreo exhaustivo. La cosa es mucho más sencilla. Observo, percibo, siento… y concluyo. Dejo para los expertos los análisis pormenorizados y la rigurosidad documental. Aún así, no creo que tanta parafernalia sea necesaria para poder opinar y constatar algunas realidades.

Una de esas cosas que me ha llamado mucho la atención es que, en el mundo de la publicidad, existen enfermedades propias del sexo masculino y enfermedades propias del sexo femenino. Y no me refiero únicamente a que ellos padezcan de próstata y nosotras de dismenorrea. Eso es tan obvio que no tiene ni gracia. Estoy pensando en cosas mucho más sutiles pero tan a la vista… que a veces me resultan hasta escandalosas. 

A los hombres, en la publicidad, casi siempre se les asignan enfermedades ubicadas de la cintura para arriba: angina de pecho, infartos cerebrales…el corazón y la cabeza son los lugares por excelencia que se les estropea a nuestros varones, quizás  por aquella antigua teoría griega de que son los órganos donde se albergan las cualidades más altas y nobles atribuidas a este sexo: el pensamiento, la pasión y el impulso y, por ende, las que ellos más cultivan y utilizan. 

Sin embargo a las mujeres nos asignan enfermedades ubicadas de la cintura para abajo. Más propias del bajo vientre donde se albergan los instintos más básicos y primarios: comer. defecar, orinar, procrear… aquello que de común tenemos con los animales. Sí, ya sé que es una visión terriblemente primitiva y arcaica. Pero, no creo yo que esté tan superada como las mentes bien pensantes creen.

¿Díganme entonces cómo es que en los anuncios de la tele siempre son los hombres los que cuidan el corazón y por el contrario sólo las mujeres sufrimos de hemorroides? ¿Por qué a ellos les sigue doliendo la cabeza y nosotras somos las que corremos al retrete por que sufrimos de estreñimiento? Y para colmo… deben de creerse  que nos gusta eso de introducir algo por el ano para evacuar… porque la cara de placer y satisfacción que les obligan a poner a esas mujeres…

Ya no vamos a entrar en el negociazo que se ha hecho con la mujer en torno a la menstruación… para nosotras compresa, tampax… que hacen de esos días una fiesta nacional. ¡Pero si estamos jodidas aunque usemos tampax! No conozco ninguna mujer de la vida real que haga tanta idiotez por que le ha bajado el periodo. Cómo si para nosotras tener la regla fuera el sumun de nuestro ser y  lo único a lo que aspiramos.
Para ellos sin embargo,  coches de alta gama y, en el peor de los casos, un desodorante… eso sí para realzar su masculinidad. Tengo ganas de que en algún momento aparezcan compresas de incontinencia para ellos. Ya veo el anuncio con un atractivo y sonriente cuarentón diciendo: “Para que la última gota… no quede en el calzón”…y todas las demás por supuesto. Porque claro, los hombres ¡por dios, no sufren esa vergüenza! ¡Como que no supiéramos las mujeres lo que hay! ¿Os imagináis a George Cloney diciendo un slogan del tipo: “Pon este paño “sir” junto a tu paquete, lo sentirás seco y grandote… ¿qué si no?” mientras en su mano muestra sonriente un artilugio de celulosa en forma de huevera y una cámara obscena se acerca despacito hacia el lugar de colocación…¡¡¡¡Gritarían las mentes decentes!!!! E “ipso facto” sería retirado de las pantallas.

Tampoco quiero pasarme al otro lado pero, me queda la sensación que, del trato degradante y evidente de la mujer en la publicidad hemos pasado a una degradación más sutil y menos visible y eso, me parece más peligroso. 

Algunas marcas ya cuidan un poco estos temas y comienzan a verse tímidamente anuncios que publicitan por igual y con el mismo producto para los dos géneros, pero aún queda mucho camino que recorrer.

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